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jueves, 24 de julio de 2014

El corredor y Don Joseph Pilates

Lo confieso sin atisbo alguno de pudor. Practico Pilates. Con la cabeza bien alta.
Me ocurre de vez en cuando. Comento que acabo de salir de una clase de Pilates o que tal día no puedo quedar porque tengo clase de Pilates y mi interlocutor (normalmente un tío, aunque no siempre) me mira asombrado y me espeta -¡joder, no sabía que hacías esas mariconadas, no te pega nada!-
Un buen amigo mío fue mucho  más rotundo, (cito textualmente): "Eso es para maricones, viejos y tías", arrasando en un momento con todo lo políticamente correcto.
Parto de la base de que me encantan las tías, la homosexualidad me parece una opción tan respetable como cualquier otra y que deseo con firmeza llegar a ser muy, muy viejo. Pero el asunto no es ese. 
Lo cierto es que mi querido amiguito Santiago no tiene ni idea. 
El sexo no tiene nada que ver, este deporte es igual de beneficioso para hombres y mujeres. Es cierto que las mujeres son mayoría, pero esto está cambiando. Cuando me inicié, creo que sólo había otros dos tipos en todo el estudio, ahora es fácil que haya algún tío en tu clase.
Por otra parte- piénsalo bien- un estudio de Pilates lleno de mujeres, la mayoría con un tipazo impresionante ¿cuál dices que era el p.... problema? 


                                
                                          Joseph Hubertus Pilates (1883-1967)

Viejos.... Una de la virtudes de esta disciplina es su adaptabilidad .... Igual lo puede hacer un niño que un anciano de 90 años, una gestante o una persona enferma, un atleta de élite que un paciente con lesiones graves. Se pude adaptar a casi cualquier circunstancia.Y si puedes practicar tu disciplina favorita hasta el día que te mueras, mejor que mejor.
En cuanto a lo de la mariconada, casi ni merece contestación, se nota que mi amigo no ha ido nunca al Ballet; marcando todo el paquete que quieras, pero atletas de la cabeza a los pies, ya quisiera mi amiguito.
Os puedo asegurar que Pilates pues de ser tan exigente como se quiera, y a cierto nivel, sólo asequible para un verdadero atleta en plenitud de forma. 
Para qué os hagáis una idea, me resulta mucho más duro un clase de Pilates que un día de intervalos de 8* 1000, con su exprime- limón de propina,  por ejemplo.
Comencé a hacer Pilates hace 5 años cuando mi forma física había tocado fondo, el gordo se había hecho fuerte en mí, y tenía serios problemas de espalda. Me lo recomendó mi querido doctor, siempre tan acertado, je, je. 
Mis clases de Pilates son lunes y los jueves, a las 21:00, tras 12 horas de trabajo y los niños acostados; pero no perdono ni una, son necesarias. Otros a esa hora se estarán rascando los huevos viendo la TV al estilo más macho, me parece fenomenal.
No llego al extremo de los de la secta Pilates (que los hay). No me ha cambiado la vida, pero si la ha mejorado, y mucho.
Creo que es la disciplina perfecta  para mantener la forma física.  Combina en perfectas proporciones el uso de la fuerza, coordinación, elasticidad y propiocepción, además de un estricto control mental.
Además sus beneficios se extienden a otras facetas de tu vida, incluyendo el control postural, la relajación, e incluso dicen que puede cambiar tu  vida sexual, je, je.
No es yoga ni lo pretende, pero tiene puntos en común.
Sólo tiene un fallo: no es una actividad aeróbica, por eso es recomendable combinarlo con la carrera, bicicleta o cualquier otra actividad del estilo.
He visto con mis propios ojos como muchas  personas con lesiones muy serias, abocadas a un incierto quirófano o quizás  rebotadas de éste sin curación, mejoraban y mucho.
 Lo he visto muchas veces.
De hecho casi todos los pilateros acabamos allí tras haber sufrido alguna lesión seria. Cuando le intentaba explicar esto a mi amiguito Santiago, sin cambiar el gesto, apostilló: ....y tullidos
Maricones, tías, viejos y tullidos. Ja,ja, ¡qué capullo! (aunque no lo parezca aquí, es un gran tipo).
Para mí el Pilates sólo tiene dos incovenientes; es difícil encontrar un sitio realmente bueno, y como casi todo en la vida, lo bueno es caro. El Pilates está de moda y mucho listillo se ha sumado a la corriente, esgrimiendo un título de profesor tras un curso de fin de semana. 
Aquí la supervisión de un buen profesor es vital, y no tan fácil de encontrar.
Tengo la gran suerte de tener un buen estudio cerca de casa, exclusivamente dedicado a Pilates. Cuenta con unos profesores realmente excelentes, profesionales experimetados y entregados a algo en lo que creen, que no sólo conocen la disciplina sino que te conocen casi mejor que tú mismo, con tus limitaciones y tu potencial, para exigirte siempre al máximo, para lograr la mejora continua, eso que tanto nos gusta a los corredores. 
Y afortunadamente me lo pued permitir, prefiero ahorrar en otras cosas.
En mi humilde opinión el mejor complemento para un corredor.
Pilates y correr, la combinación perfecta.
El lema del creador, Joseph.  H. Pilates:
" En 10 sesiones sientes la diferencia, en 20 ves la diferencia, y en 30 tienes un cuerpo nuevo"
Próximamente os contare algunas cosas de Don Joseph (mucho respeto), un tipo muy muy interesante.

jueves, 3 de julio de 2014

El corredor y el duelo

En 1969 la psiquiatra Kübler- Ross describió en su libro "On Dead and Dying" las estapas del duelo. Este libro marcó un antes y un después en  los Cuidados Paliativos.
A mí me tocó estudiarlo en segundo carrera, en una asignatura llamada Psicología Médica.
Aunque el ensayo estaba inicialmente enfocado a enfermos terminales, posteriormente amplió su campo de aplicación a otras experiencias devastadoras: muerte de un ser querido, divorcio, despido...
El modelo de Kúbler-Ross ha alcanzado una gran popularidad, seguro que a todos os suena.
Nunca deja de sorprenderme lo previsibles que somos. Aún siendo tan distintos, nuestros patrones de conducta son increiblemente predecibles.


                                                  
                                          "The Godfather". El padrino.1972


En una época de mi vida trabajé con enfermos críticos, y la respuesta de los familiares ante "la mala noticia" era uniformemente estereotipada.
Me provocaba una gran ternura observar lo frágiles que en el fondo somos todos.
Las diferencias eran menores, apenas matices, con independencia de variables aparentemente tan importantes como el nivel cultural, socioeconómico, raza, edad, religión...
Experiencias devastadoras.... ¿Hay algo más devastador para un corredor que una lesión que le impide correr? ¿ Durante meses...?
Por supuesto, sin perder la perspectiva y sin dramatizar. No te estás muriendo, ni siquiera es un proceso grave. ¡Claro! ¡Pero coño, no puedes correr! Y aquí estamos para eso, ¿o no?
No tengo ninguna duda de que todos los que pasais por aquí lo entendeis perfectamente.

Fases del duelo del corredor lesionado:

1) Negación: Nada, esto es una sobrecarga... Si no te duele nada es que no estás corriendo... Esto es lo normal... Mi fisio es un exagerado... Yo nunca me lesiono... Estoy un poco paranoico, es la maratón...

2) Ira: Joder que putada...ahora que iba fino...Esto no es justo, yo estiro y me cuido....Que putada, es que nada puede salir bien.... Estoy hasta los huevos, así no hay manera.... Y el capullo de fulanito, que va siempre pasado de vueltas y el cabrón nunca se lesiona...Y por qué yo, ¿pero qué coño he hecho yo?...
NT: Señoritas, perdonen mi lenguaje, pero es lo que tiene la ira.

3) Negociación:A partir de ahora voy a estirar siempre... Nunca voy doblar entrenamiento... Nunca me voy a pasar de nosecientos Km/semana... Voy a cambiar  de zapatillas ya mismo...
Mi fisio va a ser mi nuevo mejor amigo... Tres carreritas al año y a correr...
Si esto se queda en nada voy a ser un runner bueno, muy bueno...
Un Camino de Santiago... Una donación generosa a una ONG...Me voy a la Meca de rodillas...

4) Depresión: ............................ así se queda, no mola nada.

5) Aceptación: No es el fin del mundo. Tenía una vida antes de correr y la sigo teniendo ahora. Entrenamiento cruzado, paciencia, mucha paciencia y  aprendamos de los errores...

Estas cinco etapas no siempre se cumplen el orden descrito. Es frecuente incluso hacer bucles entre ellas, avanzando y retrocediendo. Lo que parece que está claro es que si no pasas por la fase de depresión no puedes llegar a la fase final de aceptación; es un paso previo imprescindible.
La Dra Kübler era una mujer muy lista pero olvidó un detalle importante, un aspecto que en mi humilde opinión, define y completa una fase nueva.
Una fase importante y que llega inexorablemente si tu lesión/enfermedad  dura lo suficiente : el aburrimiento.
Llega un momento, tras haber negado la mayor, haberte cabreado hasta la extenuación, negociado como un abogado sin alma (¿ existe otra versión, je, je), haberte deprimido sin admitirlo (toma doble negación), que llegas al ABURRIMIENTO. Con mayúsculas. Te aburre tu lesión, tu pequeñez, tu dolor, todos tus esfuerzos previos, la gente que se interesa por tí...
Te aburre, no puedes evitarlo. Y dejas de escribir en tu Blog, porque eso te aburre más que nada.
Probablemente esta nueva fase de mi invención precede a la aceptación real; y seguramente se mezcla sin agitar con la depresión. Y si lo piensas bien, seguramente sigue a la aceptación que creías haber alcanzado, la de mentirijillas, otra negociación- negación en el fondo, pero que lista era la jodida doctora (con el debido respeto).
A pesar de todo esto, hay algo que he sacado en limpio.
Incluso embotado en este aburrimiento atroz y nuevo (yo siempre he presumido de no aburrirme nunca, tengo esa suerte), no me aburro de correr. Nunca.
No pasa ni un sólo día (¿hora?)  que no piense en correr.
Sigo teniendo fantasías a diario, ya os contaré, merecen un capítulo entero.
 No, de correr no me aburro. ¿Es eso posible?