Buscar este blog

domingo, 24 de noviembre de 2013

La orilla del maratón

Si te fijas bien, un maratón es como un río. Un flujo más o menos caudaloso de corredores que irradian una fuerza indescriptible.Luego tienes gente en las orillas: amigos, familiares y curiosos más o menos entusiastas.
Y después están los otros, los corredores que no corren, seguramente por una lesión.
Son los que más gritan, los que más animan, parece que les va la vida en ello, en realidad es así, literalmente.
Son los que parecen estar más contentos (y lo están), pero al mismo tiempo están muy jodidos, muy tristes y muy jodidos, aunque se esfuerzan en que nadie lo note.
El domingo pasado estuve en Valencia. Mi idea era estar junto al Muro (me alegró saber que Espíritu estuvo allí) pero al final, entre la carrera de 10 K de mis chicas y mis pies (que no están para muchas alegrías), nos quedamos entre el 39-40K, desde el globo de los 3.15 hasta el de las 5:30 aproximadamente, cuando la familia se empezó a amotinar.
Fue una experiencia increíble, me quedé afónico y se me pasó el tiempo sin darme cuenta.
Había animado en muchas carreras , pero nunca en una maratón.
Y se aprenden muchas cosas a la orilla de un maratón.

1) Es dura (es obvio). Pero es que realmente es muy dura, más de lo que había imaginado. Incluso en lo más preparados y que mejor iban, podías leer en sus rostros que iban corriendo a través de su dolor.




2) Hay tantas maratones como maratonianos; nunca has visto gente tan variopinta:  todas las razas, edades, clases sociales, biotipos... Y cada uno corre una carrera única.



3) Es democrática. El maratón es la verdadera democracia. Mirando pasar a esos corredores te das cuenta que la carrera les iguala a todos, no hay privilegios ni distinciones.

                                           
                                                 La mirada... La tienes o no la tienes...


4)El poder del nombre y la mirada. Los vítores, aplausos y ánimos están bien , pero lo definitivo es el nombre. De cada grupo de corredores elegía al que iba más justo, se lo decía a mis hijos, y entonces gritábamos y coreábamos su nombre, y os aseguro que hicimos levantar el vuelo a muchos corredores que se habían rendido.


5) Los maratonianos molan, molan mucho, a lo mejor son imaginaciones mías, pero se ve en la cara y las miradas que la mayoría son buena gente.




6) Las chicas sonríen más, mucho más, en una proporción aplastante.



7) Los veteranos demuestran que nos queda cuerda para rato, para mucho rato con un poco de suerte.


8) Hasta el rabo todo es toro. Estando tan al final de la carrera, pensaba que toda la dificultad y  la épica había quedado atrás, en los 30, pero impresionaba ver lo largo que percibías que se les hacían esos tres últimos kilómetros a los maratonianos.


9) Los negros no siempre ganan. Mi hija pequeña todavía no comprende que hacía un corredor negro sufriendo  al límite del Sub 4, para ella son dioses flacos que ya están desayunando mientras el resto de los mortales todavía corren (je, je ¿ dónde lo habrá aprendido?).
                                     


10) Entre miles de corredores puedes reconocer a un Bloguero (que no te ha visto en la vida)  y te alegras tanto como si vieras a una viejo amigo (pude ver a Jan y al Abuelo, el resto se me escapó).
                                           

                                                     Abuelo and son ( muy grandes)


11) Como dice Gonzalo, olvídate de la liebre , si puedes ir detrás de un buen conejo.


12) Está el subidón  del corredor ( runner´s high) y  ahora he descubierto el high del animador, os aseguro que me fui de ese puente hasta arriba de endorfinas.

Resumiendo, si ya tenía ganas de correr una maratón, ahora tengo más. Aconsejo a todos los lesionados que vayan, es un experiencia increíble, te sientes un poco más corredor y te vas con una sonrisa a casa que no se te quita en todo el día; y llévate a tus hijos, te lo agradecerán un día.
Después de varios días, les pregunté a mis hijos que por qué creían que la gente corría una maratón, si no les pagaban nada y no podían ganar, después de que hubieran visto lo duro que era (les impresionó).
Mi hijo mayor (10 años) me contestó - porque así saben que pueden, papá-.
Ojalá mi padre me hubiera llevado de la mano a ver una maratón.

NB: Si por casualidad alguien se reconoce en una foto y quiere el original , que me deje su correo y se la mando encantado; si por otra parte alguien quiere que retire la suya, mis disculpas de antemano y la retiro enseguida.







8 comentarios:

  1. ¡Qué gran entrada! Me gusta la visión desde la orilla, no nos vimos pero estabas allí seguro que los ánimos de tu familia llegaron, me ha encantado

    ResponderEliminar
  2. Por mi encantado de formar parte de este tu blog.. es muy acertada la entreda desde el otro lado del maraton... muchas gracias y te dejo mi correo.
    rmg.maier@hotmail.com
    Un abrazo enorme compañero igual algun dia te puedo hacer yo la foto no?

    ResponderEliminar
  3. Que buena entrada¡¡¡ y tienes un hijo listo, que pronto aprende. Seguro que es una maravilla ver los toros desde la barrera, ver esas caras, esos esfuerzos, esas ganas y tambien alegrias.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Las crónicas desde dentro son todas fantásticas, pero nunca había leído una desde fuera que me haya gustado tanto. Vamos, que tienes que volver, si o si. un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Un corredor vive una Maratón de una forma diferente a otros espectadores, cada corredor@ es una historia única y diferente, la Maratón nos atrapa y creo que tú has caído hasta el fondo, espero poder compartir alguna contigo, un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Esos dos últimos kilómetros fueron mágicos para mi. Seguro que de alguna forma tus ánimos me llegaron. Me encanta la entrada. Dices grandes verdades y las dices tal y como las sientes, y la reflexión de tu hijo es para enmarcar.

    Espero que pronto estés atrapado en el interior del río
    Animo

    ResponderEliminar
  7. No se muy bien que decir.... la verdad que no me esperaba que me gustase tanto leer como se vive un maratón desde fuera . Hace dos años estuve en el km 35 , aunque me limité a animar y buscar a conocidos .
    Me ha encantado como has explicado la experiencia de vivir un maratón desde fuera .

    Un saludo

    ResponderEliminar
  8. Sólo un corredor desde la orilla puede entender lo que necesitan los corredores del río los ánimos... Es cierto que desde la orilla se pueden dar alas a los que apenas les queda un aliento... En cierto modo, aquel domingo tú también corriste el maraton con cada empujón que disté a todos los corredores qué animasteis tú y tu familia.. Ánimo !! En breve estaremos en la orilla jaleando tus zancadas!!

    ResponderEliminar